
El barrio está lleno de buenos restaurantes, cines, bancos, sinagogas (tradicionalmente abriga a comunidad judaica carioca), locales y teatros. En tanto, a partir de la década de 1960, la fama creciente atrajo más moradores de lo que el área puede recibir de forma confortable y Copacabana sufrió con la especulación inmobiliaria hasta llenarse de predios altos con departamentos minúsculos. El lugar se convirtió en un microcosmo brasilero, uniendo familias de clases diferentes en ese pedazo de tierra apretada entre el mar y la montaña.
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